Enfoque

Nuestra

Pedagogía para la vida, una visión hacia el ser

Permanentemente se han buscado maneras de mejorar los procesos formativos en la educación pública, pero ello ha resultado muy complejo de alcanzar y sigue mostrando necesidades de lograr una formación por competencias que facilite la adquisición de conocimientos. 

Pese a ello, la implementación cada vez más real de la educación por competencias, ha permitido recuperar y desarrollar metodologías globalizadoras en lo que podríamos denominar como pedagogías activas. Otorgando mayor autonomía al alumno al no imponer una secuencia determinada de trabajo, sino permitir una evolución libre que posibilita la exploración de diversas estrategias para solucionar un reto, poniendo en valor la operatividad de los aprendizajes (López-Meneses, E, 2018 pag 3788-3789).

El mar de discusiones que han suscitado los interrogantes por la pedagogía, han permitido que se den aportes interesantes que ponen la reflexión de manera permanente en los espacios de construcción educativa, en donde emergen problemas estructurales que escapan un poco a las posibilidades de gestión, y otras, que de alguna manera se pueden ir mejorando con estrategias positivas e innovadoras. Una identidad de solucionar problemas que estén a nuestro alcance, fomentando así, la cultura de la reflexión.

Por mucho que la educación por competencias haya favorecido la integración de nuevos planteamientos, el modelo educativo actual mantiene un sistema estandarizado donde todos deben aprender lo mismo, en el mismo tiempo, de la misma forma y en el mismo lugar. Perdurando el esquema tradicional de curso, asignatura, clase, estudio y examen. Lo cual, choca con nuestra forma natural de aprender, como evidencian nuestros primeros aprendizajes, todos aprendemos a andar y hablar en momentos diferentes, pero en el instante en el que estamos preparados lo conseguimos. En cambio, el momento de aprendizaje de la lectura ya empieza a estar sistematizado y se convierte en una obligación para el alumno. Lo que puede acarrear que -al no estar todavía en un momento madurativo adecuado- desarrolle un rechazo hacia la lectura, que puede arrastrar y dificultar su posterior desarrollo académico(…) El conocimiento no puede por tanto transferirse, puesto que necesita de una experiencia que permita actuar en base a la información que hemos asimilado. (López-Meneses, E, 2018 pag 3789-3790).

En este orden de ideas, la educación holística que se ha buscado promover es un reto permanente que debe continuar siendo construido para que responda a cada realidad educativa y a las exigencias del mundo de hoy. Integrar las áreas de alguna manera, muestra ser el primer paso para lograr una educación para la vida, sin las fracturas con las que se han impartido las asignaturas. Es aquí donde el estudiante toma firmeza en su proceso de formación.

En medio de muchas propuestas innovadoras de educación, que buscan centrar el interés educativo en el estudiante como protagonista de su proceso formativo y en donde este construye su conocimiento, continúa el reto de seguir pensando dinámicas de formación que apunte a las competencias del siglo XXI, a los objetivos de desarrollo sostenible y la educación para la vida. La escuela como ese entorno protector que busca brindarse, debe tejerse más allá de los muros que conforman el establecimiento educativo, esto sin ocultar lo importante y necesarios que son los educadores docentes en este gran tejido, son el gran eslabón; estos deben promover una educación motivadora y positiva. No solo es una formación por competencias, es una formación para el ser.

Además de los retos que presenta la educación desde su estructura, los contextos particulares que viven la gran mayoría de establecimientos educativos de Medellín, llaman la atención en la formación cívica, asunto que favorece la construcción positiva de lo público y lo privado, además de potenciar la participación ciudadana, en resumen, la construcción del entorno. La educación no es solo el diploma, es despertar un gusto por aprender. La educación nos enseña a hacerle frente a los problemas de la vida. Es promover la curiosidad por el conocimiento y la inteligencia creativa. La educación nos enseña a tener un pensamiento independiente y colectivo. Una mente que aprende o adquiere un nuevo conocimiento no vuelve a ser la misma. El contexto también enseña, pero, ¿educa?

Las metodologías activas, promueven un aprendizaje sustentado en el ensayo- error, dando espacio a la reflexión, flexibilizando los procesos de aprendizaje para que puedan adaptarse a la diversidad del alumnado. En su mayoría estos aprendizajes parten de un reto, que plantea un objetivo que los estudiantes deben solventar. Dando la posibilidad de alcanzar su resolución mediante diversas vías, existiendo diferentes soluciones válidas al problema.

 

Por eso debemos promover una educación más flexible y adaptativa, que permita al alumno desarrollar el proceso de aprendizaje de forma autónoma, con libertad para experimentar y tantear diferentes posibilidades para terminar identificando la más adecuada, favoreciendo factores como proyectar, organizar, intuir, producir, experimentar, comunicar o deducir frente al memorizar y reproducir del sistema tradicional. (López-Meneses, E, 2018, 3792-3793)

 

Con el ánimo de lograr el máximo nivel de integración, se recomienda utilizar la metodología de enseñanza conocida como Project Based Learning-PBL (Aprendizaje Basado en Proyectos-ABP). Es una de las herramientas más poderosas con que se cuenta actualmente para desarrollar una enseñanza transdisciplinar. El ABP se ha utilizado en la formación escolar desde preescolar hasta grado 12 en los colegios y está fundamentado en el marco de referencia del constructivismo. (Botero,2018, pag 179.)

 

“¿Qué es el constructivismo? Básicamente puede decirse que es la idea que mantiene que el individuo -tanto en los aspectos cognitivos y sociales del comportamiento como en los afectivos- no es un mero producto del ambiente ni un simple resultado de sus disposiciones internas, sino una construcción propia que se va produciendo día a día como resultado de la interacción entre esos dos factores. En consecuencia, según la posición constructivista, el conocimiento no es una copia de la realidad, sino una construcción del ser humano.” (Carretero,2006, pág, 21.)

Es importante reconocer la gran variedad de miradas, reflexiones y formas de trabajo educativo que se han propuesto, y que entre todas se pueden encontrar puntos comunes que ayudan a seguir construyendo propuestas para una educación humana.

“Además de estas pedagogías de conocimiento integrado, basadas en proyectos de trabajo, existen otras propuestas que tienen fundamentos educativos comunes y pueden aplicarse de manera independiente o complementaria a los proyectos.”( López-Meneses, E, 2018, pág 3797).

Pero para que el aprendizaje sea verdaderamente efectivo, sus objetivos deben tener un componente motivador para el alumno y de la misma manera que en la primera infancia se aprende sin esfuerzo por el ansia endógena de aprender, la manera de no perder esta inclinación es atender a los intereses de los alumnos, relacionando los conocimientos que adquieren en sus estudios con el mundo real -y no solo profesional- (Adams Becker et al., 2017). Procurando que la motivación no sea extrínseca, simplemente por obtener un título determinado o superar la asignatura, sino lograr que sientan el proceso educativo como una experiencia autotélica que les sea intrínsecamente gratificante. (López-Meneses, E, 2018, pág, 2793 )

Para lograr esto, se deben tener en cuenta los gustos de los estudiantes, las necesidades reales y la pertinencia de lo propuesto, teniendo en cuenta su responsabilidad social, su viabilidad económica y su armonía ambiental, favoreciendo una formación responsable con la vida.

Para vivenciar el ABP, se propone hacerlo en 4 momentos que ayudan a ir tejiendo de la mejor manera los proyectos; primer momento, exploración y línea base; segundo, planeación y proyección; tercero, puesta en marcha y desarrollo; cuarto, reflexión y evaluación. Esto no significa que los momentos están cerrados a un ejercicio lineal, son momentos que van y vienen en el ejercicio, pero que sí requieren definiciones metodológicas que ayuden a centrar los focos en los objetivos planeados, según sus recursos, alcances y tiempos.

Estas metodologías no son una panacea, pero sin duda representan un rico campo de innovación, pudiendo ser adaptadas a diferentes áreas de conocimiento y etapas. Innovar supone probar cosas nuevas, ensayando otras formas de hacer que se adapten mejor a nuestra forma natural de aprender, favoreciendo la integración de conocimientos. Por eso es necesario un sistema educativo que no se acomode y cuestione sus procesos. (López-Meneses, E, 2018, pág, 3798)

La comunicación horizontal y asertiva nos ayudará a construir dinámicas que dialogan con muchas miradas.

Es preciso insistir en el papel de la negociación por parte de todas las partes que componen el equipo de trabajo. Tienen que estar dispuestas a facilitar toda clase de aclaraciones a los demás integrantes del equipo, a debatir cuestiones metodológicas, conceptuales e ideológicas. Difícilmente se podrá avanzar en la resolución de un problema o de un tópico si antes no se van clarificando las informaciones, perspectivas, posiciones, etc…, de quienes están trabajando en ello. (Torres, 2012, pag 68.)